Suena una banda sonora formada por diferentes ladridos de perro distorsionados. La performer está sentada frente a una mesa con un micrófono y un maletín. Delante de ella hay 30 cestas blancas de la ropa rectangulares alineadas en 6 líneas de 5 cestas separadas un palmo entre sí. Pegada a la mesa hay una cruz de pellas de barro rodeada de 10 cirios rojos encencidos. En la mesa hay un grupo de folios en blanco que la performer observa. Se acerca al micrófono varias veces y pasa las hojas. En un momento dado se mete uno de los folios en la boca, lo mastica hasta hacer una bola compacta y la escupe hacia las cestas. Coge otra hoja y repite el proceso varias veces. Algunas caen dentro, otras caen fuera. Entonces, la performer abre un maletín y saca un machete de carnicero, se levanta y se posiciona frente a la cruz, apaga todos los cirios y con golpes secos la convierte en fragmentos del tamaño de un puño con los que hace una montaña. Tras esto, va dando a cada uno de los asistentes un trozo de barro que ellos transforman o no. Algunos espontáneamente los depositan en las cestas.